La ciencia detrás del “drenaje por gravedad”

  1. Primero, observe: cuente la respiración (cuántas respiraciones por minuto), busque coloración azul alrededor de los labios y los dedos y escuche si hay respiración pesada.

  2. Posición semi-erguida: para muchos pacientes, sentarse con la espalda a un ángulo de 30° a 45° mejora la respiración y la comodidad; es seguro y fácil.

  3. Inclinación simple y toallas: Si sospecha acumulación de líquido o secreciones y el paciente no presenta inestabilidad hemodinámica, una ligera inclinación del cuerpo (cabeza elevada o lateral, siempre con almohadas o toallas) puede facilitar el drenaje natural. No tire ni apriete las extremidades; sujete el cuello y la espalda.

  4. Ayuda con la tos: Estimule la respiración profunda y la tos controlada, si el paciente puede hacerlo; a menudo, esto es lo más eficaz.

  5. No lo haga solo si el paciente está gravemente enfermo: Cambiar de posición (por ejemplo, boca abajo) requiere conocimientos y, a menudo, la colaboración de un equipo. En caso de dificultad respiratoria grave, llame a un médico.

  6. Limpieza e hidratación: Una buena higiene, comodidad, una hidratación adecuada (cuando esté permitida) ayudan a las secreciones.