Si tu hijo se rasca desesperado por las noches… cuidado. 😳

Los oxiuros, cuyo nombre científico es Enterobius vermicularis, representan una de las infecciones parasitarias más comunes durante la infancia. Aunque se trata de un parásito diminuto y generalmente fácil de tratar, su presencia puede generar un malestar considerable, especialmente por la picazón nocturna que afecta el descanso de los niños y, muchas veces, el de toda la familia. Comprender cómo se comporta este organismo y de qué manera se transmite es fundamental para detectarlo a tiempo y cortar el ciclo de contagio.

Esta parasitosis suele comenzar con la ingestión accidental de huevos microscópicos, tan pequeños que no pueden verse a simple vista. Dichos huevos pueden aparecer en superficies cotidianas como juguetes, ropa de cama, mesas, manijas o incluso debajo de las uñas, donde tienden a adherirse con facilidad. Una vez que el niño los ingiere, los huevos avanzan hacia el intestino delgado, donde eclosionan y liberan las larvas. Con el paso de los días, los parásitos alcanzan la madurez y se establecen en el colon, que es su lugar definitivo dentro del organismo.El momento clave de esta infección ocurre durante la noche. Mientras el niño duerme, la hembra adulta, ya cargada de huevos, migra hacia la zona perianal para depositarlos. Este desplazamiento, sumado a la sustancia adhesiva con la que se fijan, es el responsable de la típica picazón intensa, una molestia que suele empeorar al acostarse y que provoca que el niño se despierte o se mueva inquieto. Esta acción, repetida noche tras noche, afecta el sueño y genera irritación en la piel.

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