Complementariamente, la prevención juega un papel central. Mantener una higiene rigurosa de manos, cortar las uñas con frecuencia, lavar con agua caliente la ropa de cama y realizar una limpieza exhaustiva de los espacios que el niño frecuenta son pasos indispensables para impedir que los huevos permanezcan en el entorno. La combinación entre tratamiento médico y cuidados en el hogar es la forma más eficaz de romper definitivamente el ciclo del oxiuro.
Si un niño presenta picazón intensa durante la noche, especialmente en la región anal, es recomendable consultar a un pediatra para confirmar el diagnóstico y comenzar el tratamiento adecuado. La información y la detección temprana son herramientas clave para evitar complicaciones y restablecer la tranquilidad en casa.